domingo, 12 de agosto de 2018

¿QUIÉN SOY?

Tengo un poco.. la mente en blanco. Y eso está bien, tampoco entiendo porqué le doy tantas vueltas a las cosas. Sigo sin encontrarme a mi misma realmente.. es difícil de explicar. La "yo" que se muestra ante la gente no es la real, entiendes? Hay una cosa que se llama ego, y eso es la persona que la sociedad ha creado por mi. Es mi nombre, son mis estudios, mis etiquetas.. es mi yo mental. Y está bien usar la mente, es útil. El problema viene cuando la mente es la que me usa y me controla a mi. Yo no soy todo lo que he dicho anteriormente. Soy más que eso. Soy energía, soy parte del universo, de la naturaleza... Soy parte del todo, y el todo en sí mismo. Pero no logro deshacerme de la mente para ver mi yo real y eso me frustra. Me gustaría no tener problemas en mi cabeza.. y para eso tengo que entrenarla. Simplemente estando presente, amándome y aceptando lo que es. Parece simple eh? No lo es. Tengo un libro que me está ayudando.. Osho es un grande. En fin, yo tengo una especie de armadura.. y me está congelando por dentro. Y eso me hace insensible. No quiero esa armadura, sabes? No quiero ser fría, me hace sufrir. Al menos no ser fría conmigo misma y con la gente que amo. Siempre he tenido miedo de abrirme de esa manera porque he acabado lastimada. Pero el problema no es dejar de ser fría y sentir.. sino que yo pienso que me hieren cuando no es así. Lo que me hiere no son los demás, sino lo que pienso sobre lo que hacen los demás. Me gustaría ser amor, y que pase lo que pase no sentirme herida. O al menos no guardármelo, porque eso es lo que realmente me hace daño. Pensar que no tengo derecho a estar enfadada, a llorar o a sentir. Pensar que eso es ser fuerte: estar bajo control. Eso es miedo, simplemente miedo. Quiero ser lo suficientemente inteligente para calar a la gente, para saber cómo actuar, ser sabia.. y lo único que me puede dar eso es la experiencia y los libros. Estoy harta de esconderme, de esconder mis emociones. Eso es lo que hace que yo colapse.. todo se me junta en el interior y me ahoga. Olvida la depresión, olvida mi pasado. Esa no soy yo. No más. La persona que he sido hasta ahora desaparece con un nuevo día.. y tiene que ser así. Tengo que desaprender, tengo que deshacerme de todo lo que me han metido en la cabeza. No soy una chica triste sin energía. No soy una chica que se odia a si misma.. no soy depresiva, no soy tonta, no soy débil ni ansiosa. Soy un ser de luz, soy energía.. soy lo mismo que un árbol o un águila.. estamos hechos de la misma energía. Todos somos uno y a la vez únicos. No tengo nada que ver con todo lo que la sociedad me ha dicho que soy y, consecuentemente, con todo lo que me he dicho que soy. No sé cual es mi propósito, no sé qué sentido tiene todo esto y porqué precisamente yo estoy pasando por esta etapa. Pero sé que todo pasa por algo. Sé que es necesario mi cambio, que estoy "destinada" a ello.. porque vuelvo una y otra vez a este punto, a estas conclusiones. Pero nunca soy capaz de ir más allá. Las respuestas están en mi interior, lo sé. Y acabaré encontrándolas, eso también lo sé. 
Un conejo es feliz por ser un conejo. Un caballo es feliz por ser un caballo. Nada natural o salvaje, nada sin mente consciente; todo excepto la raza humana es feliz por simplemente ser. Aunque la felicidad no es el término que debería usar. No es que sean felices.. es que están completos, son ellos mismos, tienen luz propia.. simplemente por ser. Incluso la luna, el mar, los árboles.. todo es deslumbrante y hermoso. Nosotros somos los que hemos creado propósitos estúpidos que ni siquiera nos llenan. Son útiles, sí.. tener estudios, un trabajo y todo eso es útil para vivir en sociedad.. pero no para ser seres completos y "felices". Eso no es lo que realmente importa.. sino encontrar la forma de ser felices simplemente por ser nosotros mismos, por vivir, por existir. A lo mejor es un reto que debemos cumplir, a lo mejor solo algunos de nosotros estamos destinados a ello. Todo lo que hemos creado es simplemente una ficción útil. Pero es eso: ficción. No es la verdad, no es lo REAL. Lo real es la energía, el universo, la naturaleza y todas sus formas de vida. Y ser uno con todo eso se ha convertido en mi sueño, en lo que quiero realmente. En lo que mi verdadero yo quiere. Lucha por salir, quiere y quiero estar conectada con mi centro, con mi energía. Y la mente usarla sólo cuando sea necesario. Tener una mente ágil, un cuerpo sano y un alma pura, real. No sé si eso se puede.. pero siento que sí. Y siento que he estado haciendo las cosas mal, que no he prestado atención a lo que debería. Y por eso ahora estoy tan perdida. En fin, sé que puedo hacerlo.. no sé si me llevará días, meses, años o vidas.. pero lo intentaré.

sábado, 12 de agosto de 2017

UN AÑO DE VIDA

¿Qué haría si supiera que me queda un año de vida? Es una pregunta hipotética y a la vez realista. Nada ni nadie me garantiza que yo vaya a estar aquí mañana, el mes que viene o dentro de cinco años. Damos por sentada la vida. Vivimos como si fuéramos eternos y tuviéramos tiempo de sobra. Y no es así en absoluto. A mucha gente le da miedo pensar en la muerte, como si fuera algo sobrenatural y horrible. Pero aceptar que vas a morir y que no sabes cuándo ocurrirá también le añade valor a la vida. Así que, ¿qué es lo que haría diferente?
Empezaría por elegir ser feliz y disfrutar el tiempo que me queda, sacando todo lo negativo de mi vida. La envidia, el egoísmo, preocuparme por cosas que no son importantes... Todo lo que no me sirve. Me centraría en amar, en dar, en sonreír y disfrutar. Mi relación con los demás cambiaría. Estar de mal humor por tonterías sería una pérdida de tiempo. Me gustaría dejar algo positivo en la vida de los demás. Incluso sería voluntaria y ayudaría a las personas sin esperar nada a cambio. Pasaría mucho tiempo con mis seres queridos. Haría mil fotografías, dibujaría todo lo que me hiciera feliz. Leería todos los libros que pudiera. Viajaría a todos los lugares que siempre he querido visitar. Me tiraría en paracaídas, me haría muchos tatuajes, iría con la ropa que me diera la gana. No me importaría lo que los demás piensen de mí. Haría todo eso que amo y nunca tengo tiempo o ganas para hacerlo. Disfrutaría de la naturaleza y me bañaría mucho en el mar. Contactaría con personas que hace tiempo que no veo y mandaría a la mierda a otras. Y los más importante: sería yo misma, sin filtros. Trabajaría para encontrar la mejor versión de mi misma; nada me haría más feliz que morirme sabiendo como soy realmente, sacando todo mi potencial. Haría tantas cosas... No perdería el tiempo, tan valioso. Cada día sería un regalo, así que me levantaría temprano y me acostaría tarde. Haría tantas cosas que no hago...
Y ahora me pregunto, ¿qué estoy haciendo con mi vida? Vivirla plenamente te aseguro que no. La pregunta con la que he empezado es hipotética y real a la vez. Ésto me ha dado mucho en lo que pensar. Puede que me muera antes de lo que espero y no haya exprimido mi vida como quiero. Puede que me quede incluso menos tiempo. Estamos estancados en una rutina que nos da la ilusión de tener seguridad. La sociedad está construida de esa manera. Muchos tenemos una venda en los ojos que no nos deja ver cómo son realmente las cosas. Tenemos una zona de confort de la cual no queremos salir. Pero nunca hemos pensado que pasaría si viviéramos plenamente, sin "pero", sin "¿y si...?". Sin límites y con ganas. Sin arrepentimientos, sin tanta rutina, sin prejuicios, sin dejar que el miedo destroce sueños.
¿Qué harías si supieras que sólo te queda un año de vida? Piénsalo.

viernes, 4 de agosto de 2017

SER

Muchas veces soy negativa. No sonrío, no hay ganas. Es como si en mi mente apareciera una niebla negra tan espesa que no me deja ver más allá. Hace que en esos momentos no se me pase por la cabeza nada bonito. No pienso que la vida se tiene que disfrutar. Que pierdo el tiempo estando mal. Pero aun así lo acepto. Acepto esos momentos porque no me quiero forzar a cambiarlos, eso sería frustrante. Tratar de estar bien cuando no lo estoy... Además, nadie es de una manera en concreto. Cada día soy distinta, tengo muchas caras, muchos estados de ánimo. Muchos pensamientos y emociones. No tengo una parte mala y otra buena. Ninguna es mala, ninguna es buena, sino necesarias y distintas. Y tengo miles, ¡millones! Por eso no sé definirme y la verdad es que estoy mejor así. Sin etiquetas, más libre. Odio cuando la gente trata de etiquetar a otras personas, sus gustos o preferencias. Vamos a ver, ¿Cómo puedes encasillar a alguien cuando ni siquiera esa persona se conoce al completo? Incluso con una vida entera nos falta tiempo para conocernos a nosotros mismos. Otra cosa es que muchos tienen la creencia de que si la gente los encasilla de una manera, siempre tienen que ser de esa manera. ¡Y no es así! Vivir pensando en eso es frustrante. ¿Qué tal si simplemente nos dedicamos a ser? Como nos salga. Como nos sintamos. En cada segundo y en cada momento.

sábado, 22 de abril de 2017

Yo misma

Es muy posible que si alguien lee lo que escribo pueda pensar que hablo sin saber. O que directamente no sé lo que digo. Así que contaré por encima mi historia siendo mujer, lesbiana y "rara".
Yo de pequeña ya no era como las demás niñas. Empezando porque me gustaban otras niñas, jugaba como los niños y me gustaba ser masculina. He tenido la suerte de estar en una familia donde no se me ha castigado por ello. Pero la sociedad es distinta. Yo sólo quería ser yo misma y no llamar la atención. Hoy en día sigo sin entender el por qué me discriminaban e insultaban. Nunca he tratado de encajar realmente. Pero muchas veces me hacía sentir mal. Los comentarios, las burlas, el hecho de que no me aceptaban ni me querían. Aun así yo crecí siendo yo misma. He sido rebelde desde bien pequeña. Nadie ha logrado cambiarme y soy fiel a mis valores. Eso a veces me traía sufrimiento. Fui creciendo y la cosa no cambió. Hice algunos amigos, pero el resto iba a peor. Yo me sentía cada vez peor. Hasta que exploté. Caí en depresión. Fueron por muchos factores, muchos problemas. Pero el más grade era mi autoestima. Tras tantos años de aguantar y aguantar todo lo que la gente decía y opinaba de mí, terminé creyéndomelo. Me sentía fea. Sentía que no valía nada. Que estaba sola. Que no encajaba. Quería morirme. Quería que aquel sufrimiento acabara. Me odiaba. Todo me afectaba muchísimo. Lo veía todo negro. Lloraba día sí y día también. Me cortaba y tenía ataques de ira, los cuales no se iban hasta que mis nudillos sangraban de tanto golpear la pared. Me hacía daño a mí misma y a los que me querían. Estuve así más de un año. Hundida en la misma mierda, en silencio. No sé muy bien como logré salir de ahí, ni en qué momento cambié. Pero trataré de explicarlo:

Empecé bachiller en un lugar distinto, con personas que me aceptaron. Yo seguía mal, pero iba mejorando. He de aclarar que intenté ir a un psicólogo pero no me sirvió de nada. Así que lo hice a mi manera. Decidí que necesitaba conocerme más, saber cómo funcionaba mi mente y ver otros puntos de vista. Así que empecé a leer psicología. Lo sigo haciendo hoy en día. Creo que cualquier libro de ese tema puede ayudar de alguna forma. También leí mucha filosofía. El caso es que yo estoy aquí hoy gracias a las personas que escribieron esos libros. Poco a poco fui conociéndome, cambiando mi perspectiva de las cosas.
Comprendí todo lo que escribo hoy. Todo lo que digo es por lo que yo pasé. Porque sé como funciona la mente. Sé que nadie puede hacerme más daño del que me hice yo misma. Que la razón de mi depresión, de mi sufrimiento, fui yo. No los demás. Y durante éstos años me he ido haciendo cada vez más fuerte, y todo gracias al infierno que pasé. He buscado (y sigo buscando) la mejor versión de mí misma; he crecido y mejorado gracias a ello. He encontrado mi verdadero valor como persona. Aunque haya cosas que no acaben de gustarme, me amo y me aprecio. Confío en mi. Y lo más importante, me entiendo y me conozco.
Esto es una parte de mi historia. Sólo quiero añadir que sea cual sea tu situación, cambiará. Pero a veces no es suficiente con dejar pasar el tiempo. Tienes que poner de tu parte, conocerte, entenderte. Entender el mundo que te rodea. Apreciarte y ver tu autenticidad. No dejarte guiar por lo que dicen los demás, porque lo que tú piensas es lo más importante. Lo que puedes estar pasando ahora te hará mucho más fuerte si lo sabes aprovechar para aprender. Lo que pasé me hizo más humana. Me hizo ser rebelde y no conformarme. Me siguen intentando cambiar y no lo consiguen, ni lo harán. Me hizo aceptar a las personas tal y como son. Me hizo comprender el mundo y deshacerme de las etiquetas, que si bien a veces son necesarias, no me definen. Me hizo tener una actitud realista hacia la vida y ver la ceguera que tiene la gran mayoría. Y lo más importante, ser más individual e independiente. Poner en práctica "ésta soy yo, si no te gusta pues no mires". Seguir luchando por lo que quiero y vivir mi vida a mi manera, no a la de otros. Comprender que todos nos vamos a morir algún día y querer aprovechar cada segundo que pasa.
Cada uno aprende a su manera, vive a su manera. No existen manuales para eso. Sólo tienes que empezar a hacer lo que crees que es correcto. Y a partir de ahí seguir y seguir.

lunes, 17 de abril de 2017

Las caretas.

¿Sabes de lo que hablo? Esa fachada, esa falsedad que muestra a las personas como no son. Que muestran a alguien que pretende ser igual a los demás sólo para encajar. ¿Ya te va sonando? Al fin y al cabo todo el mundo tiene una. A veces son más grandes para tapar más, o más pequeñas para tapar alguna parte en particular. Sirven para tapar todo lo que tú quieras. Pero, ¿Por qué las usamos? Es decir, incluso yo tenía una enorme que se ha ido haciendo pequeña. Yo pienso que usamos caretas por distintas razones. Algunos lo hacen para ser aceptados, otros para que no vean sus inseguridades y miedos. En algunas ocasiones se usan para tapar heridas que no quieres que nadie vea. Pero la razón, el núcleo, es siempre el miedo. Miedo a quedarnos solos, miedo a ser diferentes, miedo a no encajar. Pero dime, ¿vale realmente la pena? Es como vivir por y para los demás. Y todo porque en la gran mayoría de situaciones la diversidad no está bien vista. La gente suele juzgar lo que ve a simple vista. Lo que hay exteriormente. Si tienes un buen exterior rara vez se fijarán en tu verdadero yo, en tu interior, en como eres en realidad. Y es ahí cuando las caretas hacen un magnífico trabajo.
Lo que yo no entiendo es el por qué de todo esto. El por qué no gusta la diversidad. El por qué la gente se empeña en pensar que el valor de alguien se puede juzgar a simple vista. El por qué no vemos más allá y tenemos la costumbre de juzgarlo todo por lo que no es. El por qué importan más los gustos, el color de piel, el apellido, la nacionalidad o la forma física en general. Si hay dos personas del mismo sexo besándose en medio de la calle, inmediatamente la gente piensa que es algo raro, ya que no suele ocurrir (y eso en el mejor de los casos). En vez de eso deberíamos ver simplemente dos personas que se aman, porque es eso exactamente. Pero no, nuestros prejuicios siempre van por delante. Hay algo que me toca mucho las narices, y es esa superficialidad misma. Me gustaría hacer entender a todo el mundo mi propio punto de vista. Y es que el valor de una persona reside en lo que siente, piensa y hace. Lo que debería importar es la autenticidad, lo que hace que una persona sea única. Porque estamos en un mundo lleno de diversidad, y eso es exactamente lo que hace de éste un lugar hermoso. Si las personas nos preocupáramos más de ser nosotras mismas, de querernos, de mejorarnos, de superarnos, y un largo etcétera, el mundo sería "vive y deja vivir". Por eso me parecen estúpidas las caretas. Yo me estoy deshaciendo de la mía poco a poco porque, seré sincera, no me ha servido de absolutamente nada. He acabado comprendiendo que hay demasiada gente igual y yo no quiero formar parte de ese rebaño. Lo único que te trae es dolor y nada más. Es mejor que seas feliz siendo tú mismo/a , a ser infeliz con la careta. Es mejor que te acepten tal y como eres, aunque sean pocas personas, pero que te quieran de verdad. Es mejor eso a pretender ser alguien que no eres y no poder tener ni tu propio amor.